Ojo, que quede claro desde la primera línea que ninguno de los editores está empuñando el cuchillo. Las palabras vienen de la boca de Stephen McGill, jefe de Xbox en el Reino Unido. “La gente comienza a reconocer que fue una decisión inteligente mantener la consola en un bajo precio”, declaró el ejecutivo en relación a la negativa de Microsoft de incluir un lector de Blu-ray. Para él, este formato morirá. Completamente de acuerdo, pero no creo que lo haga muy pronto.
Mucho se ha hablado de que las descargas de contenidos y el streaming son el futuro. Basta con zambullirse un poco en la historia para darse cuenta que es un paso lógico. Tomemos como ejemplo el Nokia N-Gage, uno de los primeros intentos de incorporar una consola de videojuegos en un teléfono móvil. Su gran fracaso se debió a que dependía de cartuchos para jugar. Con la aparición de un modelo de distribución mediante descargas, los celulares (y en general, los dispositivos móviles) consiguieron el impulso necesario para posicionarse en ese mercado. ¿Se imaginan tener que cargar discos, cartuchos, tarjetas u otro componente material para tener una aplicación en su iPad o iPhone?
Todos concordamos en que el Blu-ray — y en general, los formatos físicos — morirán algún día. En lo que hay que ponernos de acuerdo es cuándo. Y en este punto, yo creo que McGill está adelantándose bastantes años. El Blu-ray goza de muy buena salud: sus ventas son estables, y tiene todo el apoyo de la Playstation 3. Hay un área de oportunidad tremenda en las cintas en 3D, y dudo que la gente le dé la espalda tan rápido.
También concuerdo que Microsoft hizo bien en no incluir un lector costoso, simplemente porque hay un mercado que no está dispuesto a pagar por una tecnología tan cara como el Blu-ray — aunque la apuesta por el HD DVD fue un duro revés. En el mundo de los videojuegos el Sol sale para todos, siempre y cuando sepan hacia dónde apuntar. La duda es si, tras estas declaraciones, veremos en el futuro una tendencia de Xbox hacia la descarga de contenidos. Yo creo que sí, pero muy paulatina, sin una apuesta arriesgada. Porque es muy fácil decir (por enésima vez) que un formato está muerto, pero otra cosa muy distinta es firmar su certificado de defunción.
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